El hambre es una cuestión de justicia racial

Como muchos, estamos tristes y enojados por las continuas injusticias experimentadas por la comunidad negra en este país. Lamentamos las vidas perdidas a manos de la policía. Y estamos al lado de los miembros de la comunidad negra, colegas, amigos y familiares para exigir justicia para George Floyd y los innumerables otros.

Creemos que el acceso a los alimentos es un derecho civil. La comida es combustible para aprender y hablar, la medicina para desarrollar fuerza y poder, y es la forma en que celebramos y nos conectamos a través de las culturas.  

Al ser testigos de la omnipresencia de inseguridad alimentaria en las comunidades negras, vemos un síntoma de algo mucho más profundo: de hambre paralizante, de pobreza cíclica y de racismo histórico y sistematizado. Para acabar con el hambre, debemos acabar con el racismo sistémico.

El hambre es un problema de justicia racial. Y reconocemos que nuestro compromiso de acabar con el hambre también requiere que hagamos un trabajo antirracista proactivo no solo dentro de nuestra comunidad sino también dentro de nuestra propia organización. Prometemos escuchar y aprender, reflexionar y hacer el trabajo necesario para ser un verdadero aliado. Nos comprometemos a mantener nuestra indignación colectiva por el abuso de los negros en Estados Unidos para impulsar cambios en las políticas y sistemas de injusticia y opresión.

Las vidas negras importan.